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Martín Mundaca marcó un doblete ante Cobreloa y debutó este año en el profesionalismo

Profesora del colegio descubrió a crack de Coquimbo de 17 años

Gustavo Ortiz


"Tenía como siete años cuando llegó a la Academia. Mi hija, que es profesora en el Colegio San Viator de Ovalle, me lo recomendó, porque me dijo que maravillaba en los recreos. Le decían el Messi", recuerda Francisco Carvajal, encargado de la Academia Municipal Ovalle, el primer club de Martín Mundaca Barraza, el joven de 17 años que marcó dos goles en la victoria de Coquimbo Unido sobre Cobreloa el domingo.
Con 17 años y 89 días, Mundaca es el jugador más joven en anotar un doblete desde que Alexis Sánchez lo hiciera en 2006, por Cobreloa, con 17 años y 41 días. Claro que el menor en este rubro fue Matías Campos Toro, en 2005, con 16 años y 81 días, por Audax Italiano (y también a Cobreloa), recordó el estadístico Luis Reyes.
"Destacó inmediatamente. Talentosísimo. Un tipo que ganaba partidos solo. De los siete años que estuvo, creo que quizás una sola vez no fue goleador del torneo de Acefa, la asociación de escuelas y academias de fútbol de la región", añade Carvajal, orgulloso de que de sus filas saliera, entre otros, Enzo Roco, ex seleccionado, hoy en Arabia Saudita.
Claro que su relación con el balón empezó antes, como a los 4 años, cuenta su madre, Laura Barraza. "Toda la familia, por parte de su papá (César) son peloteros. En los últimos 25 años, mi vida ha estado ligada a la cancha. Martín salió goleador del campeonato Semillero en el colegio, en kinder. Nació con el don de andar detrás de la pelota", recuerda.
A los 9 años, fue seleccionado por Universidad de Chile en una prueba masiva. Viajaba con su mamá dos veces al mes de Ovalle a Santiago para entrenar y jugar. A los 12, le dijeron que tenía que ir una vez a la semana, ahí se enredó la cosa. "Era más gasto, faltar al colegio, se complicaron los permisos en el San Viator. Y aunque siempre fue titular, Martín nunca se sintió a gusto. Como iba muy a lo lejos, no pudo hacer amistades", cuenta la mamá.
El 2019, reforzó al José Tomás Ovalle en la Copa Milo y salieron campeones en el estadio Bicentenario de La Florida, cuyo premio era representar a Chile en Barcelona. "Gracias a mi hijo, conocí España", dice la mama, porque viajó toda la familia: sus hermanos Diego (26) y Emilia (13). "Al mes que volvimos a Chile, empezó la pandemia en España", añade.
El encierro y la falta de fútbol, le permitió a Martín incursionar en el rodeo, ya que su abuelo paterno, Patricio, corralero, le inculcó la pasión por los caballos. Incluso corrió en la Medialuna de Rancagua en un Campeonato Nacional, en serie menores. "Corrieron dos toros. Hizo una atajada de tres puntos buenos", cuenta la mamá.
De vuelta en la Academia, fue elegido el mejor jugador de una Coquimbo Cup y los profesores del club pirata le echaron el ojo y consiguieron el pase, que pertenecía a la U. Y ahí empezó a viajar desde Ovalle, con su mamá. Los entrenamientos cada vez fueron más frecuentes y el rendimiento escolar decayó.
Este año, decidieron que se fuera a vivir a Coquimbo y lo inscribieron en el colegio San Lorenzo, que tiene un plan especial de estudios y recibe a los cadetes del club.
Ahora vive en un departamento con su papá y con Dixon Pereira, el juvenil pirata que terminó con fractura de costillas luego de un caballazo de Maximiliano Falcón. "Marfil, el equipo de Dixon, siempre llegaba a las finales del campeonato Acefa contra la Academia, donde estaba Martín, así que se odiaban cuando chicos. Pero pasaron del odio al amor. Ahora son inseparables", dice la mamá.
También fue campeón rural Sub 17 con el club Campolindo, en Chiloé. Cuando se enteraron en Coquimbo Unido, lo retaron a él y a sus padres porque se podría haber lesionado. Ahora está dedicado 100% al elenco pirata. "Es el regalón del Mono Sánchez, me dice él", cuenta la Laura Barraza.