H ace un año, Angélica Frías y su marido, David Sánchez, estaban afligidos. Sus desvelos eran por el sobrendeudamiento que cargaban. Ni el “bicicleteo financiero” estaba siendo capaz de bajar su alta deuda y temían que su casa de Maipú, en cualquier momento, podía ser moneda cambio para sus acreedores, bancos, financieras y casas comerciales, si llegaban a la instancia de demanda judicial.

Pero salió la Ley de Insolvencia y Reemprendimiento, que Angélica califica como un milagro. “Cumplíamos con los requisitos y gracias a la ayuda de la superintendencia pudimos refinanciar las deudas, que llegaban a 50 millones de pesos”, comenta.

Frías detalla que antes del acuerdo con sus acreedores, cerca de un millón de pesos mensuales se iban en pagar las cuotas y esa carga financiera se les redujo a la mitad.

“Ahora estamos tranquilos. Llegamos a esta situación por los costos de la vida, de tener hijos en la universidad y matener una vivienda. Se nos escapó de las manos”, cuenta.

Como Angélica hay 505 personas que en un año han logrado reprogramar sus deudas con sus acreedores, cifra que estaba dentro de las proyecciones de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento. “Los números demuestran que los chilenos prefieren hacer frente a sus deudas que liquidar sus bienes y perderlos”, dice la superintendenta Josefina Montenegro.

El pasivo promedio de las personas que accedieron a renegociación es de 25,9 millones de pesos y el tiempo de tramitación de los 505 casos que logaron el objetivo fue de 70 días.

Este procedimiento es gratuito y voluntario y para acceder a él, si está con las deudas que lo ahogan, debe cumplir con los siguientes requisitos: tener dos o más obligaciones crediticias vencidas por más de 90 días y que supere las 80 UF, es decir, unos 2 millones de pesos aproximadamente. Y, lo más importante, no debe tener un procedimiento judicial en su contra a causa de las deudas. “Por eso la gente debe venir los antes posible a la superintendencia”, dice Montenegro. Más información en http://www.superir.gob.cl.