Es un hecho: la privacidad en Internet no existe. Cero. Nada. Entonces, ¿qué hacemos cuando queremos enviar algo realmente privado, que nadie pueda rastrear? No hay que ser un hacker y usar sofisticadas claves de encriptación para tener una conversación de la que no quedará rastro alguno… espero. Acá, dos aplicaciones que te pueden ayudar:

Quémese después de leerse: En la web, usa BurnNote (burnnote.com). Funciona de manera simple: no es obligatorio registrarse, y basta con escribirle el mensaje privado que deseamos enviar. Todas las notas se autodestruyen tras un periodo de tiempo o inmediatamente luego de abrirlas; es decir, si cerraste o presionaste “atrás” en la ventana o pestaña con el mensaje, jodiste. Te permiten avisarle de la nota al destinatario por mail o a través de un enlace único y súper seguros, evitando que su contenido pueda ser copiado/pegado, e incluso tomarle una captura de pantalla.

No, si no es para mandarse fotitos subidos de tono: Eso dice el creador de Snapchat (snapchat.com), disponible gratis para los iPhone, iPad y iPod Touch. ¿Por qué tuvo que aclararlo? Porque la app tiene medidas de seguridad bastante altas: puedes elegir que las imágenes que envíes a través de ella se autodestruyan entre 1 a 10 segundos luego que la otra persona las reciba y bloquea los pantallazos para que no quede rastro alguno. Esa onda.