E s un día soleado en Curicó y el fiscal Carlos Gajardo contesta su celular mientras camina por el campo. Su mirada está fija en la casa de sus padres, la misma que visitaba fin de semana por medio para reencontrarse con la familia; la misma donde es velado su padre. Manuel Gajardo tenía 77 al morir.

“Mi padre había pasado dos episodios de cáncer. El año 2005 uno de próstata, que superó. Y el año 2007 uno decáncer gástrico, con quimioterapia y todo eso. Esta muerte fue sorpresiva, aunque sabíamos que estaba girando a cuenta y que en cualquier momento iba a llegar su hora. El estaba en un buen momento de su vida”, dice el fiscal que logró cadena perpetua para María del Pilar Pérez, La Quintrala.

Quizá por eso el accidente de tránsito que se llevó a su padre el sábado a las 12:40 de la tarde -un choque de su jeep contra un camión en la “Carretera de la fruta”, en la comuna de Peumo, VI Región-, dice el propio Gajardo, no es algo en lo que valga la pena escarbar.

“Fue un accidente. No sé exactamente quién tuvo la culpa y no nos interesa. Era su hora. Él iba con su hermana y su consuegro, porque andaban buscando una propiedad agrícola que querían comprar, se metieron por unos caminos malos y el único herido fue él. Estamos tranquilos, en paz con él. Él nos dio mucho y nosotros le dimos mucho a él. Lo asumimos con tranquilidad pero tenemos mucha pena”, asegura.

Y agrega: “Mi papá siempre fue mi mejor amigo, mi mejor consejero. Obviamente me orientó mucho. Siempre me dijo que estudiara derecho y le achuntó medio a medio”, cuenta el fiscal. El hombre de cejas anchas y hablar cortado.

-¿Te aconsejó tu padre alguna vez mientras estabas a cargo del caso de María del Pilar Pérez?

- Conversábamos harto, pero no diría que “consejo” es la palabra. Él tenía mucha confianza en mí así que no sería justo decir que le pedía consejos. Pero hablábamos de la parte humana, de las pérdidas. Justamente este caso, el más conocido, es de mucha pérdida y sufrimiento familiar. Eso siempre lo conversábamos.