E l químico Guido Verbeck, de la University of North Texas, trajo un espectrómetro de masas desde su país para medir la pureza de las aguas en Navarino, Tierra del Fuego. Los resultados de la investigación científica sorprendieron a todo el equipo, que también integran investigadores de la Universidad de Magallanes. El instrumento, que generalmente está en los laboratorios y no en terreno, confirmó que estaban frente al agua más pura del planeta.
Luego de una expedición de diez días a la zona del parque etnobotánico Omora, los científicos regresaron a Punta Arenas para entregar los sorprendentes resultados de su trabajo en los ríos Ukika, Bronces, Róbalo y el lago Los Guanacos. El espectrómetro de masas, que es capaz de detectar químicos hasta en dos partes por millón de agua, no halló ni una impureza en los cursos analizados.
Eso, en boca del doctor en química Guido Verbeck, quiere decir que estas “aguas son limpias, de las más limpias que se registran en el planeta”. Además, permite concluir que la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos es “la única región del mundo donde puede haber una línea de base con cero contaminación en las aguas”.
El director del Laboratorio de Imagen de Espectrometría de Masas de la UNT explica que este hallazgo científico les servirá para contrastarlo con lo que ocurre en el hemisferio norte.
Ricardo Rozzi, biólogo y filósofo de la Universidad de Magallanes, destaca que el descubrimiento es importante por la crítica escasez de agua para este siglo y por la comparación frente a la lluvia ácida que sufre el líquido en el hemisferio norte. “Pone a la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos como un laboratorio natural”, agrega el director del parque Omora y doctor en biología de la UNT.
Pero la zona también está libre de contaminación atmosférica. “Hasta el momento no hay registros de otros sitios tan limpios, y eso tiene que ver con el lugar geográfico en que nos encontramos, fuera de las corrientes de aire que transportan los contaminantes industriales que se generan en el hemisferio norte y porque estamos bajo la línea de los 55 grados sur”, complementa Tamara Contador, doctora en biología de la UNT y académica de la Universidad de Magallanes.
La académica dice que el descubrimiento, que se publicará en una revista científica, tiene implicancias para todas las disciplinas. “Para la ecología de agua dulce, por ejemplo, sabemos que las comunidades de animales que viven a lo largo de las cuencas acá son las originales y las referenciales se mantienen en el tiempo”, asegura.
Los científicos de la UNT y de la Universidad de Magallanes, en conjunto, implementarán un sistema de monitoreo de largo plazo de la calidad de las aguas en el Centro Subantártico Cabo de Hornos que se construirá el 2017.