En medio del festín de olores, sabores y chistes propios de la Vega Central de Santiago, ayer había una fila que avanzaba lenta y en silencio. Eran trabajadoras del principal mercado de la capital, que esperaban frente a una de las cuatro clínicas móviles de la Fundación Arturo López Pérez (FALP) para realizarse una mamografía.
Fotos: ÁLVARO DURÁN
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